31.3.09

Encuentro con Carlos Runcie Tanaka

Estoy buscando un rincón, un lugar donde solo yo sepa del vértigo, del tiempo… del sol y del cangrejo.

Las palabras son los pasos que deja, para que el sol espere a que pase la luna, y vuelva a escuchar el canto del río.

Convertir al río en vino al tomarlo de la mano del cangrejo. El desierto en un jardín de preguntas, donde las respuestas son esferas de esos mundos caminados.

Quedarme donde ahora el sol es calentado por la tierra.

Regreso a casa

Que será del sol lejos de la tierra por donde camina el cangrejo.

Se refugia en donde surge de un sueño el seguir dejando pasar la luna. Despertar, y así volver al camino de fracturas que deja las pisadas del cangrejo.

Sigue encontrando esos mundos con trayectos de huellas que llevan al recuerdo. Esferas con preguntas donde las respuestas a veces están rotas y renovadas de nuevo para formar otra bola.

Con un día sin sol, donde la lluvia puede empapar y borrar, está el momento de pensar y lo espontáneo del apreciar. Se regresa al principio de la razón y la empatía del tiempo. Necesariamente este día para extraer el compás que solo el mar puede llevar.

Un espacio de deseos, donde se esconden los momentos que se quieren vivir. Lugares en los que se prefiere estar. Ilusiones que se obtienen para respirar. Memorias que se reflejan en el mismo espejo.

Sonido de voces que recrean las imágenes del presente para convertirse en la melancolía del pasado. Distancias que se acortan cuando se contempla el mismo cielo.

Esperar a que el cangrejo acarree la arena para que salga el sol.